De los presos en huelga de hambre del Centro Universitario Devoto
Los siete estudiantes en huelga de hambre del Centro Universitario Devoto (CUD) enviaron la siguiente carta, a la movilización del martes, sumándose a la lucha por el castigo a los responsables del asesinato del militante popular Mariano Ferreyra. "En este día de presencia militante en la Plaza que ha sido testigo de tantas luchas de resistencia, queremos decir a quien quiera escuchar, que mientras que en la Argentina no se garantice la libertad de oportunidades para los jóvenes, mientras no se garanticen derechos elementales como el de la libre afiliación sindical, mientras se siga criminalizando la protesta social y mientras se siga asesinando luchadores en las calles y las cárceles, mientras todo esto siga sucediendo, somos todos presos políticos". Así lo afirman compañeros en parte de su misiva.
Compañeros: los estudiantes universitarios en situación de encierro en la cárcel de Villa Devoto declarados en huelga de hambre desde hace ya treinta y tres días, nos solidarizamos con el pedido de esclarecimiento del asesinato del militante popular Mariano Ferreyra y acompañamos a su familia y compañeros en el dolor de su pérdida.
En tiempos en que los medios monopólicos construyen una falsa realidad de inseguridad ciudadana y de los pobres como amenaza, nosotros decimos que la verdadera inseguridad está en las malditas policías preñadas de espías y torturadores, en el Poder Judicial inoperante, y en las patotas sindicales. Residuos de largos años de dictaduras y gobiernos neoliberales que los argentinos venimos sufriendo a lo largo de toda nuestra historia.
En tiempos en que resulta políticamente correcto reconocer los avances del gobierno nacional en materia de Derechos Humanos, nosotros afirmamos que los Derechos Humanos en las cárceles argentinas son vulnerados sistemáticamente: Basta con leer los informes anuales de la Procuración Penitenciaria y del Comité contra la Tortura de la Provincia de Buenos Aires, para comprobar una realidad cotidiana de muertes, torturas, atropellos y tratos inhumanos que son de absoluta responsabilidad institucional.
Es dentro de este sistema penal perverso e inhumano que la Universidad de Buenos Aires, a través del Programa UBA XXII, viene funcionando desde hace veinticinco años generando un espacio libertario que los presos hemos sabido sostener y que muestra el más bajo índice de reincidencia de todo el país. Un espacio de resistencia al atropello institucional, de reflexión crítica sobre la realidad social y, en definitiva, de libertad de pensamiento ante la opresión del encierro.
Este Programa, por sus características de autogestión y autonomía dentro de una institución total como lo es la cárcel, viene siendo atacado por los sucesivos Ministros de Justicia y por el Servicio Penitenciario desde su misma creación en 1985.
Hoy, bajo el gobierno que más ha avanzado en materia de Derechos Humanos, estamos sufriendo el ataque más profundo y dañino en toda la historia.
En los últimos dos meses, el Servicio Penitenciario Federal, con la anuencia del Ministerio de Justicia de la Nación, ha invadido los espacios físicos y simbólicos de la Universidad de Buenos Aires, traslada estudiantes a otras cárceles de máxima seguridad, recorta ferozmente la posibilidad de concurrencia de los presos a las aulas, recorta e impide el ingreso de docentes y estudiantes de extramuros y amenaza con el cierre definitivo del Centro Universitario Devoto.
Ante esta situación siete estudiantes presos nos declaramos en Huelga de Hambre y la comunidad académica a través del Consejo Superior de la UBA reaccionó en bloque exigiendo el cese de las agresiones y el retorno a las condiciones históricas de autogestión y autonomía universitaria.
Sin embargo, las autoridades siguen haciendo oídos sordos al reclamo.
En este día de presencia militante en la Plaza que ha sido testigo de tantas luchas de resistencia, queremos decir a quien quiera escuchar, que mientras en la Argentina no se garantice la libertad de oportunidades para los jóvenes, mientras no se garanticen derechos elementales como el de la libre afiliación sindical, mientras se siga criminalizando la protesta social y mientras se siga asesinando luchadores en las calles y las cárceles, mientras todo esto siga sucediendo, somos todos presos políticos.
Desde la Cárcel de Villa Devoto, arriesgando nuestras vidas, a treinta y tres días del inicio de la huelga de hambre, exigimos la intervención de los más altos niveles de decisión política en la resolución del conflicto que pone en riesgo a la educación universitaria en contextos de encierro.
Saludamos a los compañeros con un abrazo fraternal.
Rodolfo Rodríguez, Fabio Galante, Juan Carlos Pérez, Jorge Luis Ramírez Figueroa (internado en el hospital de la cárcel por descompensación), Martín Romero, Gastón Brossio, Diego Petrissans (trasladado al Penal de Marcos Paz)
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